sábado, marzo 21, 2015

El 'Chelsea' de Nueva York: Hotel, dulce hotel.

Ni soy de gustos caros ni me va lo extravagante, sin embargo, ¿quien se resistiría a un hotel de lujo con todas las comodidades? A veces me sorprendo a mi misma con la mente vagando por lugares exóticos mientras mi ‘body’ se relaja en un jacuzzi o se pone fino de marisco. No penséis que me encuentro experimentando lo que Baudelaire llamó con acierto ‘paraísos artificiales’, ni de lejos, esto me suele ocurrir ante alguna pseudo-crisis doméstica del tipo ¡la ropa está por tender, las camas por hacer y hay lentejas para comer!
Sin embargo en estas elucubraciones mías no opto por hoteles sofisticados, modernos o ultratecnológicos sino por edificios míticos que ya se han convertido por derecho propio en patrimonio cultural de las ciudades donde se ubican, hoteles donde por caprichos del destino se alojaron escritores célebres, artistas, famosos del cine o de la política, como el Pera Palace de Estambul o el Mandarín Oriental de Bangkok. Sin embargo hablaré de uno menos exótico pero tan interesante como el que más, un icono de la contracultura y la modernidad de la segunda mitad del siglo XX, el Hotel Chelsea de Nueva York.

El edificio del Chelsea se construyó en 1883 con el objetivo de ser una cooperativa privada de apartamentos y así funcionó hasta 1905, cuando se convirtió en hotel. Fue el edificio más alto de Nueva York hasta 1902, quizá sepáis que en los primeros años del siglo XX fue casi una obsesión constante de arquitectos y magnates construir el rascacielos más alto de la Gran Manzana y los récords iban cayendo a la misma velocidad que crecía el skylane de Manhattan.
Pero lo decisivo del Hotel Chelsea, lo que lo convirtió en un edificio para mitómanos no fue su estilo arquitectónico sino sus huéspedes, aunque algunos eran más que eso y lo convirtieron en su residencia habitual. La lista es impresionante así que nombraré solo a algunos deteniéndome en un par de casos que saltaron a los periódicos por su connotaciones dramáticas.
En la nómina del Chelsea pasaron autores como Mark Twain, Tennessee Williams, O’ Henry (uno de mis autores de cuentos preferidos, no os lo perdáis), Arthur Miller, Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Tom Wolfe o el gran Arthur C. Clarke (se dice que redactó allí el guión de "2001: Una Odisea del Espacio" para Stanley Kubrick); en cuanto a músicos se alojaron nada menos que Patti Smith, Bob Dylan, Janis Joplin, Jimmy Hendrix o Leonard Cohen, etc; tampoco faltaron artistas como Frida Kahlo y Diego Rivera o los fotógrafos Cartier-Bresson y Robert Mapplethorpe, aunque quien casi convirtió el Chelsea en su lugar de trabajo llegando a rodar una película en 1966 fue Andy Warhol.
En cuanto a los episodios luctuosos que os quería contar brevemente mencionaré dos de los más conocidos.
Fue en una de las habitaciones del Chelsea donde el poeta Dylan Thomas cayó en coma en 1953 después de beber varias botellas de whisky para acabar muerto en un hospital cercano. El hotel colocó una placa con la siguiente sentencia: “Dylan Thomas lived and wrote at the Chelsea Hotel and from here he sailed out to die.”

Años después, en 1978 en otra habitación del hotel, tras una noche de desenfreno y drogas, apareció muerta la novia de Sid Vicious, líder de Sex Pistols. Ella tenía una puñalada en el estómago, el cantante fue arrestado acusado de asesinato. Más tarde le dejaron libre por falta de pruebas.

Dylan Thomas | Sid Vicius


Como veis, un lugar con mucho que contar y mucho que esconder; sin embargo el episodio más funesto para el Chelsea ocurrió en 2011 cuando se cerró para convertirlo en un centro comercial. Lamentablemente y a pesar de la oposición de muchos sectores, ‘business is business’ y otro emblema del Manhattan clásico pasó a mejor vida. Imagino que muchos fantasmas del hotel seguirán recitando su poesía o componiendo su música y la energía y creatividad de tantos artistas que por allí pasaron habrán dejado su poso en una ciudad que es ya por si misma pura energía.


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